jueves, 16 de septiembre de 2010

Pérez Lagartij

Éste es un hombre que se ha hecho a sí mismo, porque me niego a creer que nadie en su sano juicio haya sido capaz de crear conscientemente un ser como él. Además, y por si fuera poco, a pesar de sus arrebatos místicos, nuestro personaje tiene resuelto experimentalmente el problema de la existencia de dios. Él sabe que dios NO existe, puesto que la existencia de dios y la suya propia son incompatibles. ¡¡Cómo va a existir alguien por encima de él!!
Él mismo es su dios y se adora. 
Él es...

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ

Fernando Sánchez Dragó sabe de todo, y sabe de todo el que más. Es como Leonardo Da Vinci pero en castizo.
Su pronombre personal favorito es la primera persona del singular: YO.
Si habla de Pompeya, Grecia o China, lo importante no son las ruinas de la ciudad devastada por el Vesubio, el Partenón o la Gran Muralla. Lo que cuenta es que ÉL ha estado allí.
Cualquier escritorzuelo del montón, como García Márquez o Neruda, pasará a la historia no por haber ganado el Nobel de Literatura, sino porque alguna vez tuvo el privilegio de hablar con ÉL.
"Yo creo que... Yo pienso que... Yo he estado en... Cuando yo hablé con... yo yo yo yo yo yo yo..." 
Lo que me extraña es que no utilice el NOS mayestático, como el Papa.
Fernando Sánchez Dragó, es completamente incapaz de matar una mosca:
"Si coincidimos una mosca y yo... Perdón, YO y una mosca, en una habitación, intento convencerla de que se vaya. Si no lo consigo, me voy yo"
Sin embargo, es un furibundo defensor de las corridas de toros:
"A los toros se les hace un favor al matarlos en la plaza. Para eso han nacido. Es tan sórdido que mueran en un matadero"
Eso sí, lo mejor de este Oráculo de Delfos, de este nuevo Kalikatres Sapientísimo, es que no te aburre con citas de personajes famosos. Lo cual, bien mirado, tampoco tiene ningún mérito: está demasiado atareado citándose a sí mismo como para ocuparse de los demás.

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