martes, 14 de septiembre de 2010

De pequeño...

...cuando iba al colegio, solía jugar al fútbol. Lo cierto es que no era muy bueno, y mi especialidad consistía en marcar goles decisivos en los partidos importantes... a mi propio portero.
Siempre que ocurría esto, experimentaba un extraño cosquilleo en el cogote que me subía por las mejillas y me calentaba la frente. En aquellos momentos veía a mis compañeros alrededor, con el ceño fruncido y ganas de asarme vivo a fuego lento.
Ahora estoy solo, excepto por un individuo que me mira con cara de alucinado desde el reflejo del monitor de mi ordenador. No os veo la cara; tampoco acabo de marcar un gol en mi portería, pero eso no impide que sienta cosquillas en el cogote y que la frente me arda.
  Tal vez, dentro de media docena de entradas en el blog, quizás vosotros también estéis deseando asarme vivo a fuego lento... o algo peor.








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