sábado, 18 de septiembre de 2010

Autocrítica

La autocrítica no sólo es buena, sino imprescindible. ¿Cómo te vas a reír de los demás si no comienzas por no tomarte en serio a ti mismo? Sin ir más lejos, yo dedico una hora diaria a analizarme en profundidad.  Cojo una silla, me siento delante de un espejo y pienso...
(Seguro que no habíais imaginado que yo pudiera ser capaz de pensar)
Pues bien, frente al espejo, medito, analizo, saco conclusiones sobre mi persona, sobre mis fallos y aciertos, errores y genialidades.
En una palabra, me critico rudamente.
Examino a fondo mi interior, revuelvo aquí y allá, por todas partes. Cada neurona es puesta del revés, cada pensamiento, bueno o malo, es estudiado con frialdad científica.
Lo mismo hago con el exterior. Contemplo mi imagen en el espejo. Analizo esa imagen reflejada:  de frente, de perfil, de espaldas... Esto último es algo más complicado, pero se puede resolver con un segundo espejo.
Al final de esa hora de autocrítica furibunda, ya tengo la respuesta, el diagnóstico...
Me levanto lentamente de la silla, me acerco al espejo y digo en voz alta:  
"¿No te cansas de ser... taaaaannnnn maravilloso?"
Y entonces, me beso.


CARA QUE SE ME QUEDÓ TRAS HORA Y MEDIA DE AUTOCRÍTICA...


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