sábado, 30 de octubre de 2010

Papi, ¿ya has visto esta película? Parte 9

A lo largo de varias entradas, en Inside View hemos hecho un somero repaso de los tópicos y lugares comunes que cualquier espectador medianamente espabilado, tampoco hace falta ser muy listo, puede descubrir en la mayoría de las películas. Y esto, lo de la “espabilez” y el cine, nos lleva a la conclusión de que los personajes cinematográficos o son inmensamente imbéciles o jamás han pisado una sala de proyección. Si no, no se entiende que siempre, siempre, pero siempre, hagan exactamente lo contrario de lo que deben, es decir, lo que en el 99,99% de las películas acaba siempre fatal.
EL CHICO CINÉFILO
Una película que refleja perfectamente lo que os quiero decir es la muy divertida  Last Action Hero, dirigida por John McTiernan y con Arnold Schwarzenegger en el papel principal. En ella, por medio de una entrada mágica, un chaval se introduce en el mundo del cine de aventuras serie Z a través de la pantalla de una sala. El chico, rara avis, conoce perfectamente todas las convenciones del género, por ejemplo, que el héroe saldrá inevitablemente indemne de cualquier explosión, tiroteo, caída desde un piso veinte o accidente de circulación. Por ello, en un determinado momento, se lanza confiado por una empinada calle, creo recordar que en bicicleta, suponiendo que esa magia de las películas le protegerá de todo mal. Y en ese momento, cuando ya va lanzado y no hay posibilidad de dar marcha atrás, descubre su error grita desesperado…

¡Oh, no! ¿¿¿Soy el secundario cómico, me voy a matar!!!

Si los protagonistas de las películas fuesen al cine de vez en cuando como este chico, no hace falta ser un cinéfilo empedernido, podrían evitarse situaciones como las que cito a continuación:

Asesino despatarrado en el suelo, y supuestamente inconsciente, tras recibir un golpe contundente en la cabeza de la prota de la película.
¿Qué hará ella?
¿Rematarle con siete golpes más de bate de baseball en el colodrillo?
¿Salir huyendo despavorida poniendo tierra de por medio?
Pues no, esto es lo que hará: taparse los ojos con las manos, llorar a moco tendido y darle la espalda al caído para facilitar que se levante y le rebane el pescuezo.

Casa en llamas, buque que se hunde, asesino sanguinario que nos persigue y otras situaciones desesperadas que requieren una pronta y veloz huída. En un primer momento parece que los protagonistas tienen más de una neurona y ponen pies en polvorosa. Pero, siempre hay un pedro que lo jode todo, alguien tiene que volver a la escena del peligro. Y, normalmente, por el motivo más idiota, ya sea para recoger el osito de peluche del niño, el perrito de la niña o contestar al último mensaje recibido en Twitter. Paradigma de esta situación es el final de Alien, con Ripley a punto de palmarla por recoger un maldito gato.

Mujer de policía, que se casó con él cuando su marido YA era policía, y quince años después le hace la vida imposible y se queja amargamente de los peligros de su profesión, de que no para nunca en casa, de que le llaman a horas intempestivas…
¿Qué se pensaba la buena mujer que era el trabajo de un policía? ¿Rescatar mascotas de la copa de un árbol enano de 9 a 12 de a mañana?

Y una última advertencia para quienes, en una película, se vean en la situación de tener que huir a bordo de un vehículo: el coche de los malos siempre arranca a la primera, es más veloz, nunca se avería y jamás se queda sin gasolina. Es casi tan inevitable como las Leyes de Murphy.

No hay comentarios:

Publicar un comentario