viernes, 12 de noviembre de 2010

Inglés

He recibido numerosos mensajes afeándome la [para los remitentes] mala costumbre que tengo de titular en inglés las entradas de este blog. Curiosamente, ninguno de ellos [de los remitentes] ha caído en la cuenta de que el título principal del blog, Inside View, también está en inglés. Y si lo han hecho, todos se han olvidado de mencionarlo.
Los reproches que me dirigen son muchos y muy variados, pero su espíritu podría resumirse en pocas palabras: eres un gilipollas integral que desprecia un idioma tan rico y hermoso como el español. Con lo primero, lo de gilipollas integral, podría estar de acuerdo, pero discrepo sobre lo segundo. No desprecio el español, es la lengua con la que me siento más cómo expresándome (tal vez porque no domino otra), y me parece tan rico y hermoso como cualquier otro. Lo que no me parece es MÁS hermoso que cualquier otro. Mi único problema es que el inglés ME GUSTA MÁS. Es decir, es una cuestión de gustos, como si digo que The Animals me gustan más que los Beatles o los Rolling Stones. No estoy diciendo éstos que me parezcan malos, simplemente que los otros ME AGRADAN MÁS.
LIMPIAN, FIJAN Y DAN POR...
Una de las cosas que me gustan del inglés es su capacidad casi infinita para la creación de neologismos, para convertir en verbos cualquier sustantivo que pase despistado por allí, y todo ello sin que aparezcan los guardianes de la ortodoxia y las buenas costumbres para poner puertas al campo. Porque los angloparlantes no tienen, afortunados ellos, una Academia de la Lengua que limpie, fije, dé esplendor y vaya unos 63 años por detrás de la realidad lingüística del mundo de los simples mortales.
A los que hablan en inglés no se les caen los bollocks por emplear la palabra cojones, así, sin maquillar y sin anestesia, para dar a entender que una persona tiene valor, mientras nuestros sesudos académicos parieron la palabra güisqui para nombrar lo que toda la vida ha sido whisky. ¡Si es que, con esa diéresis y esa Q, no puede ser la misma bebida ni saber igual de bien!
Las últimas idioteces de la RAE, algunas de las cuales se han publicitado ampliamente los últimos días, demuestran que, si en ocasiones se pasan de conservadores, en otras se quedan cortos.
En un disco grabado en directo de La Mandrágora, Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez, éste se dirigía al público de la sala en la que actuaban con estas palabras: “Podéis fumar… Ya que fumáis” Y más o menos en esta dirección van las anunciadas reformas ortográficas: ya que escribís con el culo, ya que no ponéis acentos así os maten… quitémoslos. Pongámoslo más fácil, porque el común de los mortales resulta ser analfabeto funcional. En resumidas cuentas, en vez de intentar que la educación mejore, nos rendimos y bajamos el listón de las exigencias. Porque una cosa es aceptar, sin que pasen décadas, vocablos de uso corriente y otra muy distinta masacrar el lenguaje porque la mayoría de sus hablantes sea como Belén Esteban.
¿GABO CASTIGADO?
¿Y por qué digo que se han quedado cortos? Pues porque, ya puestos, tendrían que haber escuchado las recomendaciones de García Márquez, que tantos palos le supusieron, y haber profundizado más en ellas bendiciendo prácticas como: eliminar la B o la V, o, en su defecto, utilizar cualquiera de las dos pero aleatoriamente, a gusto del consumidor; quitar la H porque, si no suena, para qué la queremos; fulminar la Q y reemplazarla siempre por la K, y lo mismo en el caso de la C con sonido fuerte; parecido destino deberá correr la G fuerte, ¡¡¡muerte a la G, viva sólo la J!!!; dado que la CH ya no se va a considerar una letra, recomendar que sea sustituida por la X, tal y como ya se hace en los chats y foros de Internet, así como en los SMSs.
Y, llevados por el frenesí de economizar, les brindo algunas sugerencias más: si la C fuerte la reemplazamos por la K y nos cepillamos la CH, borremos también la C suave y usemos sólo la Z; si pensamos en la LL, que tampoco será más una letra, como el pobre Plutón ya no es más un planeta, que ocupe su lugar la Y, perdón, la YE, y a la hoguera con ella... o con eya; mismo destino, la hoguera, de tilde, coma, punto y coma, y demás signos de puntuación que ni dios usa o, como mucho, los arroja sobre el texto y que caigan donde quieran.

A B D E F G I J K L M Ñ O P R S T U V W X Ye Z 
Que resultan ser 23 letras, 22 si eliminamos la B o la V.

¡¡¡VIVA LA ECONOMÍA DEL LENGUAJE!!!

PS Curiosamente, el título de esta entrada no está en inglés…

PS2 Un último homenaje a mi viejo amigo El Mudo, quien se negaba contumazmente a emplear el verbo caber porque, según él, semejante engendro tan difícil de conjugar no existe. El Mudo, en su lugar, defendía con denuedo el uso de cojer: en este coche cojen 5 personas, por ejemplo, en lugar de caben 5 personas. El que ello nos pueda acarrear algún embarazoso malentendido en Argentina y países limítrofes, es obstáculo pero no impedimento para tal proceder.

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