martes, 7 de diciembre de 2010

Disney

  Nunca he sido muy devoto de Walt Disney y su obra. Más aún, uno de los personajes cinematográficos que me provoca mayor repulsión es el afamado Mickey Mouse. Si alguna vez encuentran mi cadáver en Eurodisney o Disneyland, tened por seguro que se trata de secuestro más asesinato.
  De todos los personajes de la factoría Disney, el único que me gustaba un poco cuando era niño era el supermillonario Tío Gilito, también conocido como Rico McPato. Me encantaba verle nadar entre monedas y billetes, con el primer billete que ganó (no se sabe cómo, porque no se conocen sus negocios) puesto en un marco. Al menos era coherente, transparente, lo suyo era acumular millones sin importarle los medios.
  Los ladrones que intentaban sin éxito robarle su dinero, los Chicos Malos, tenían en España un nombre muy divertido: los Golfos Apandadores. Creo que años después, una asociación "altruista" les puso una querella retroactiva por usurpación fraudulenta de siglas. Dicha agrupación responde al nombre de Sociedad de Golfos Apandadores Españoles. 
  Tal vez por esa aversión, disfruté como un cerdo en un charco cuando cayó en mis manos el libro Para leer al Pato Donald (1972), de los chilenos Ariel Dorfman y Armand Mattelart. 

  He aquí algunas de sus perlas sobre la relación hombres/mujeres en el universo Disney:

Lo primero que salta a la vista en cualquiera de estos relatos es la falta de progenitores. Es un universo de tíos-abuelos, tíos, sobrinos, primos, y también la relación macho-hembra en un eterno noviazgo. Rico McPato es el tío de Donald, la Abuela Pata es la tía de Donald, Donald a su vez es el tío de Hugo, Paco y Luis [el nombre de los sobrinos en Chile]
(...)

Dentro de la genealogía hay una preferencia manifiesta por el sector masculino a despecho del femenino. Las damas son solteras, con la única excepción de la Abuela Pata, supuestamente viuda, sin que se le hubiera muerto el marido, ya que sólo aparece en el nº 424 de Disneylandia para no volver a aparecer jamás.
(...)

TIENES 3 SEGUNDOS PARA DECIR
QUIÉN ES RAMONCÍN...
Aquí están la vaca Clarabella, la gallina Clara, la bruja Amelia, y naturalmente Minnie y Daisy que, por ser las novias de los más importantes personajes tienen sus propias acompañantes: sin duda sobrinas. Como las mujeres éstas son poco cariñosas, y no se amarran matrimonialmente, los del sector masculino son obligadamente, y a perpetuidad, solteros. Pero no solitarios: también los acompañan sobrinos, que llegan y se van. Mickey tiene a Morty y Ferdy, Tribilín [Goofy] tiene a Gilberto (...) los Chicos Malos están seguidos por los "angelitos malos"
(...)

[La explicación de los autores a esta situación es:]
(...) es evidente que la ausencia del padre y la madre no obedece a motivos casuales. Claro que de esta manera se llega a la situación paradójica de que para ocultarle la sexualidad normal a los niños es urgente construir un mundo aberrante (...) una de las intenciones es rechazar la imagen de la infancia sexualizada (...) El mundo de Disney es un orfelinato del siglo XIX. Pero no hay fuera: los huérfanos no tienen dónde huir
(...)

La mujer lleva a cabo a la perfección su rol de humilde servidora (subordinada al hombre) y de reina de la belleza siempre cortejada (subordinada al pretendiente). El único poder que se le permite es la tradicional seducción, que no se da sino bajo la forma de la coquetería. No puede llegar más lejos, porque entonces abandonaría su papel doméstico y pasivo. Hay mujeres que infringen este código de la femineidad: pero se caracterizan por estar aliadas con las potencias oscuras y meléficas. A la mujer únicamente se le conceden dos alternativas: ser Blanca Nieves o la Bruja, la doncella ama de casa o la madrastra perversa.
(...)

Véase por ejemplo uno de los cuadros donde Daisy realza las cualidades infantiles estilo Doris Day, frente a la vampiresa Silvia, cuyo modelo está inspirado en las italianas.

[Esto último de las italianas lo ponen los autores, aunque no sé si será cierto que el arquetipo de las italianas sean las vampiresas]

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