El Cuerpo Humano. Segunda parte
Aparato digestivo, aparato respiratorio y aparato excretor
Prof. BORISLAV KAPUTNIK |
El Aparato Digestivo es el encargado de mantener desde la boca hasta la garganta y está formado principalmente por el vientre, que disuelve los alimentos y los transporta a distintos lugares.
En la boca tenemos la saliva, formada por agua y sal, de ahí su nombre, y que también sirve para enternecer. Tambien tenemos algunas muelas o maquinaria dentaria, que desgarra los alimentos y los arroja por la glotis, también conocida por el pueblo llano como campanilla. Este acto puede ser simple o compuesto, y en su transcurso no existe peligro de que al tragar se obstruya la tráquea, porque ya queda obstruida previamente por la lengua.
Después de la boca llega el estómago, la parte más pesada del cuerpo humano. El alimento entra en el estómago y allí descansa un rato hasta que entra en acción el jugo gástrico, compuesto de ácido clorhídrico y penicilina, y cuyo nitrógeno es bactericida, matando todos los insectos que intenten atacarlo.
A continuación del estómago viene el duodeno, así llamado porque no se encuentra en los cadáveres. Su misión, por supuesto, aún es desconocida.
Todos estos órganos están envueltos por el peritoneo, cuyo tamaño es bastante grande, y que se eleva al tragar para tapar la vía respiratoria.
Y precisamente de éste hablaremos a continuación, del Aparato Respiratorio, que, aunque algunos doctores aún no se hayan fijado, tienen forma cuadrada.
Al principio nos encontramos con las fosas nasales, recubiertas por los cornetes, la hipófisis y el moquillo. Tras ellas está la laringe que cuando se atasca, a uno le da el gallillo.
Los pulmones son dos pulmones, y están situados en el hueco que deja el diafragma en su parte izquierda, recubiertos por tres membranas: el pericardio, la plérula y el periostio.
El aparato respiratorio sirve para respirar y para que vivamos en ocasiones, porque la respiración es un acto muy molesto que, queramos o no queramos, tenemos que realizar todos los días. Es de notar el curioso hecho de que si respiramos fuertemente varias veces seguidas, sentimos deseos de no respirar nunca más.
El Aparato Excretor es menos importante, y podemos pasarnos tranquilamente sin él. Algunos creen que está compuesto por los intestinos y las tripas, y otros por las glándulas salivares.
Las vías urinarias pasan por los sitios más diversos: unas pasan por el corazón; otras van desde el riñón hasta la orina; y otras pasan al lado de la campanilla de la garganta.
La piel es importantísima, sobre todo por dos motivos: el primero porque es un vestido sin el cual no resistiríamos los porrazos, y el segundo porque es un muro de contención para que no se nos desparramen las carnes.
La piel consta de dermis y epidermis, denominada vulgarmente pellejo. Las mucosas son pieles muy finas, como la que recubre la cavidad bucólica.
Los derivados epiteliares son los pelos, las glándulas sudoríparas y sebáceas, las plumas y los cuernos. Los más importantes son los pelos, que recubren todo el cuerpo, pero con más insistencia la parte superior de la cabeza.
La piel y sus derivados, junto a otros órganos del cuerpo humano, sirve para regular la temperatura del cuerpo. Por ejemplo, si hace frío, el aparato circulatorio disminuye su velocidad y el cuerpo entra en calor, o sea, se produce el tiriteo. Por el contrario, si hace calor, el hombre, además de despojarse de toda su ropa, intenta no dormir encogido por las noches para que así salga mejor el sudor y el cuerpo quede como nuevo.
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