Hay un dicho que reza: “Si los hijosdeputa volasen, jamás veríamos el sol”. Trasladado al ámbito del periodismo deportivo español, más concretamente al que se ocupa del fútbol, podríamos afirmar, sin riesgo a equivocarnos, que, si los bobos volasen, padeceríamos un invierno nuclear que dejaría chiquitito al provocado por el impacto del meteorito sobre la península del Yucatán que causó la extinción, entre otras muchas especies, de los dinosaurios.
Desde las 8 de la tarde de ayer, y a lo largo de toda la jornada de hoy, he soportado los lamentos del coro de plañideras en que se han transformado los periodistas de deportes de este país. No se ha hecho mención de la conjura judeo-masónica contra todo lo que huela a español de puro milagro, pero casi. En su afán quejica y reivindicativo contra la supuesta maniobra antiespañola de Blatter y la FIFA, entes ambos dos que no cuentan con mis simpatías, he de aclarar, sólo les ha faltado retrotraerse a los tiempos en que la ONU condenó la dictadura franquista y las “masas enfervorecidas” salieron a las calles en apoyo del dictador. El eslogan, asaz ingenioso, que utilizaron, casi hasta les valdría hoy: “Si ellos tienen ONU (Messi), nosotros tenemos DOS (Iniesta y Xavi)”.
Pero, os estaréis preguntando, por qué digo que son bobos sin remedio, al tiempo que incoherentes en grado superlativo. La respuesta es bien sencilla: imaginad que Coca-Cola lanza una campaña de saturación publicitaria por tierra, mar y aire, a todas las horas y en todos los medios de comunicación a su alcance, ensalzando las virtudes de Pepsi (y juro que no quiero hacer un chiste utilizando Pepsi-Messi), y luego se quejase de que sus ventas se hunden en el abismo mientras que las de su principal competidor se disparan exponencialmente. Pensarías, y con toda razón, que son bobos (como mínimo), que les está bien empleado y que no tienen razón alguna para sus lamentos y lloriqueos.
Pues exactamente eso es lo que han hecho los medios de comunicación españoles, e incluso los propios nominados, y por lo tanto rivales, Xavi e Iniesta, y el mismísimo jefe de los tres, Pep Guardiola. Llevados de su humildad sin límites, de su humanismo (como decía Alfredo Duro esta mañana en Radio Marca), cada vez que se les preguntaba por su preferido para ganar el Balón de Oro, todos contestaban que, por supuesto, Leo Messi, que para eso es el mejor jugador del mundo. Pues en el pecado de la falsa humildad llevan la penitencia de que el argentino les haya birlado el galardón que creían suyo. Porque la cara que se les quedó a los tres, Iniesta, Xavi y Pep, cuando éste pronunció el nombre del ganador, les delata: sonrisa forzada, carita de circunstancias y un cabreo que a duras penas podían contener.
Y lo mismo podríamos decir de los periodistas españoles. Yo no sé si por contraponer a Messi, compendio de humildad, bonhomía, sencillez y cualquier otra virtud imaginada o por descubrir, con Cristiano Ronaldo, ese pérfido portugués, que no sólo es arrogante, prepotente, ególatra y egoísta, sino que lleva sobre su alma el baldón de pertenecer al Real Madrid, pero la presunta campaña “antiespañola” la han hecho los mismos que acusan a Blatter de ella. Esta misma mañana he tenido que escuchar a varios periodistas decir que, sin lugar a dudas, Leo Messi es el mejor jugador del mundo, para añadir a continuación… PERO NO en el año 2010. ¿En qué quedamos? ¿Es o no es el mejor del mundo? ¿O es que lo era en 2009 y lo es en 2011, pero no en 2010 porque no nos interesa, porque no cuadra con nuestra teoría de que el Balón de Oro tenía que ser, sí o sí, para un español?
Dicho sea de paso, si sólo hubiesen valido los votos de los corresponsales de France Football, el ganador habría sido Snejder y Messi ni siquiera habría quedado entre los tres primeros. Y es que la explicación a todo esto es más sencilla, y se la escuché ayer a Ricardo Gallego, exfutbolista del Real Madrid: la mayoría de los que votan, al margen de los periodistas, no ha visto un partido entero de Messi en todo el año, mucho menos de Iniesta o Xavi. A lo más que llegan es a ver resúmenes en los que aparecen las mejores y más espectaculares jugadas del argentino, con la banda sonora de unos comentaristas teniendo un orgasmo mientras el pibe se recorre el campo de lado a lado con el balón pegado al pie. Decidme cuántos partidos completos de los tres nominados habrán visto el capitán de Uzbekistan, el entrenador de Samoa o el técnico de las Islas Fidji. Pues ninguno, obviamente.
Por cierto, y para terminar, como no podía haber un día de felicidad completa para Jose Mourinho, algún desalmado ya se encargó ayer de hacer circular el rumor de que el entrenador del Real Madrid había exigido que se le garantizase que él iba a ser el ganador en el apartado de entrenadores… o no acudía a la gala.
Ningún día sin que salga el sol, ningún día sin que alguien le atice a Mou, con razón o sin ella.
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